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el tema del mes

enero

 GRABADO DE GUSTAVO DORÉ  - DON QUIJOTE
La intención de Cervantes al escribir el Quijote

EL QUIJOTE

"Por qué nos inquieta – se preguntaba Borges – "que don Quijote sea lector del Quijote... Quizá porque esa inversión de papeles, se atrevió a sugerirnos, puede hacernos ver "que si los caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios".

Don Quijote, el personaje, es una ilustre y luminosa caricatura de sí mismo, del propio Cervantes y puede incluso que un poco de todos nosotros. Don Quijote era, es y seguirá siendo –mientras en el mundo exista un espacio abierto a la esperanza–, un hombre descontextado en su lugar y en su tiempo; es decir, un deshacedor de agravios y enderezador de tuertos, que empeñó su vida en pos de un ideal que ya entonces era sólo eso, un ideal. Una realidad inalcanzable y, al mismo tiempo –por una extraña razón que se nos oculta y resiste–, irrenunciable: retornar, desde el frío invierno de cualquier presente inmediato, a la plácida y añorada primavera de aquel idealizado paraíso que un día se perdió para siempre. Retornar a la memoria de la infancia, pero también a una quimera que pervive aún en nuestra mente colectiva –de toda la humanidad–, en forma de una suerte de irreductible memoria ancestral.

En la obra de Cervantes, don Quijote, persiguiendo esa quimera, no alcanza más que a convertir cada una sus bienintencionadas y meritorias acciones, en un problema. En un nuevo problema que antes de su decidida y a menudo traumática – para él– intervención, no existía más que en su mente. En su mente trastornada, según algunos, y sin embargo, según otros, dotada de una extremada lucidez. "Sin juramento me podrás creer –nos ofrecía así su obra Cervantes– que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse."



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